COOPERACION INTERNACIONAL

Desde hace más de un año se desarrolla en Florencio Varela un claro ejemplo de cooperación internacional. La organización italiana IPSIA (Instituto Paz Desarrollo Innovación ACLI) y el Instituto de Formación y Trabajo AG son las protagonistas de esta relación. El proyecto, que cuenta con el auspicio del Ministerio de Asuntos Exteriores de Italia, se llama Jóvenes y Mujeres por un Nuevo Desarrollo y busca la promoción social y cultural a través de la capa-citación laboral en las áreas de Construcción Edilicia, Producción Agropecuaria, Nuevas Tecnologías y Servicios Comunitarios.
IPSIA nació en 1985 para promover el fortalecimiento de sujetos en riesgo, con formación y financiamiento para microemprendimientos. De esta manera, además de Argentina, también colaboran con organizaciones civiles de otros paises.
Por su parte, AG es una asociación civil que desde hace veinte años participa en el desarrollo local a través de la promoción de las capacidades laborales, productivas y microempresariales. Actualmente cuentan con dos sedes y en una de ellas funcionan el Centro de la Mujer y, además, el de Promoción y Participación de la Juventud, un espacio que persigue el fortalecimiento de redes y grupos juveniles locales.
El proyecto se desarrolla desde el 2005 y, además de los recursos económicos destinados por IPSIA, tres de sus miembros italianos se instalaron durante un año en Buenos Aires para colaborar e interactuar con los impulsores locales. "Una condición de un proyecto de cooperación es que parte de los recursos los aporte la institución beneficiada -explica Mauro Plate, uno de los tres italianos que integra el proyecto-. En este sentido, IPSIA aporta el dinero asignado para los recursos humanos, el equipamiento y los docentes de los cursos, mientras que AG, la contraparte local, brinda el espacio físico, el conocimiento de la realidad local y las vinculaciones necesarias para el desarrollo del proyecto".
La intención de capacitar para el desarrollo de microemprendimientos productivos y el mejoramiento de las capacidades laborales en Florencio Varela se concreta a través de los cursos de capacitación y el otorgamiento de microcréditos. La novedad del proyecto es que se acompaña las clases con cursos de Gestión de Microempresas y Marketing, orientación socio-laboral y ciudadanía.
En tanto, con el microcrédito es posible eliminar las barreras financieras para que las personas que no pueden pedir un préstamo en un banco cuenten con un capital inicial. "Detrás de esta iniciativa está la idea fundamental según la cual todos, también los pobres, son sujetos activos económicamente", acota Mauro.
Con respecto al monitoreo que IPSIA hace del proyecto, Cristian Rodríguez, Coordinador del área Nuevas Tecnologías, explica: "Enviamos informes confeccionados de manera colectiva pero, cada tanto, vienen miembros de IPSIA de Italia para ver cómo está funcionando el proyecto".
En este modo de trabajo, todos resaltan el "enriquecedor intercambio y la combinación de enfoques". "Los italianos tiene una manera de trabajar donde todo está estructurado y planificado -cuenta Cristian- y para nosotros ese es un muy buen complemento". Las dificultades de adaptación no fueron pocas pero con el paso del tiempo lograron superarlas y acostumbrarse a la metodología de participación e intercambio.
Para Mauro lo positivo de trabajar con personas que tienen una visión diferente se basa en que "en el encuentro se tienen que dar algunos pasos para entender al otro y esos pasos implican un aprendizaje". Al respecto, recuerda: "A mí me costó adecuarme a los tiempos largos para tomar decisiones y a extender los plazos, pero todos cedimos y pudimos conocernos y fortalecer al grupo"
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... REVISTA DE BOLSILLO

Caballito Regalado es una revista cultural de interés barrial. Este medio alterativo busca integrar a los vecinos del barrio de Caballito de cara a sus problemáticas comunitarias. Pero también difunde iniciativas que trascienden al barrio por ser tributarias de los ideales que la representan. En suma, la razón de ser de Caballito Regalado es aunar voluntades para actuar sobre la realidad local. Y el estudio del pasado, por su carácter integrador para las distintas generaciones, es un aspecto que siempre está presente en el contenido de esta publicación.

La revista se consigue en diversos comercios amigos, y en los siguientes puntos de distribución fijos: Librería Nadir (Rivadavia 5260), Librería Galerna (Caballito Shopping), Kiosco Cambalache (Acoyte 142), Kiosco de diarios y revistas de Hugo (Puán y Rivadavia), Kiosco de diarios y revistas de Augusto (E. Mitre 26), Museo Ernesto Che Guevara (Rojas 129).

COLECTIVO AL AIRE

Desde sus inicios en 1989, FM La Tribu siempre quiso ser una radio comunitaria y alternativa, y, a la vez, un proyecto político y militante. La intención era, además, ser un medio de comunicación, un actor social que dialogue con otros actores para, a partir de ese intercambio, construir el relato de la época, del momento, de la ciudad. Tal como lo explica su director actual, Gastón Montells, "para el Colectivo La Tribu es importante este dialogo para que sea posible, en lugar de traducir al otro, construir las condiciones necesarias para que ese otro hable por sí mismo".

En la actualidad, y a partir de esas ideas que ya estaban presentes en su formación, La Tribu se encuentra en plena ampliación de sus actividades. "Esta diversificación fue producto de la decisión del Colectivo de trabajo que, tras cumplir cinco años en el aire, resolvió no ser solamente una radio -cuenta Gastón-. Quisimos crear un espacio físico que esté abierto al intercambio directo con otros actores sociales, sin estar mediado por la radio". Desde ese momento, entonces, La Tribu empezó a desarrollar actividades que trascienden a las estrictamente relacionadas con la radio en tanto medio de comunicación masivo.

Como lo central para el proyecto político y cultural de La tribu es actuar como un multiplicador y socializador de los conocimientos y experiencias, el espacio educativo adquirió forma e importancia. En este sentido, se empezaron a dictar talleres abiertos a integrantes de otras radios y organizaciones sociales, como así también a la comunidad en general, y la elección de este formato de clases no fue casual: "A través de los talleres se buscó crear un ámbito de formación que permita el intercambio de diversos saberes de modo dinámico para crear nuevas síntesis a partir de la puesta en común de experiencias y conocimientos", asegura Gastón.

Asimismo, para consolidar este "proyecto hacia fuera", La Tribu integra junto a otras instituciones y radios comunitarias diversas redes sociales para promover el intercambio de experiencias que vienen de otras expresiones de la cultura.

Este proyecto comprometido hacia afuera con un tipo de gestión e intercambio democrático y participativo, también refleja estas ideas en su organización interna. Sus miembros se definen a sí mismos como un colectivo y ésta es su firma característica. Esto implica un modo de organización cuyas decisiones no se toman en forma centralizada, sino que son discutidas por todas las personas que participan del proyecto. También el control de la puesta en práctica de los planes de trabajo es horizontal y se realiza colectivamente. "Nos definimos como un colectivo porque consideramos que nuestra fuerza consiste en estar juntos -en palabras de Gastón Montells-. Pero no únicamente entre nosotros, sino que ese 'estar juntos' incluye también a las organizaciones, a las radios, al campo cultural y a los artistas".

REDES SOCIALES. Por Elina Dabas

De las organizaciones verticales aisladas a la acción colectiva de sujetos sociales responsables.

La cuestión social hoy en día se dirime en términos de explorar la capacidad de una sociedad para experimentar el enigma de la cohesión, conjurando de este modo el riesgo de su fractura. Quiero introducir la posibilidad de pensar, esperanzadamente, en una vida distinta a la que hoy tiene la mayoría de los argentinos y latinoamericanos, aunque no excluyo a los de otras latitudes. Guiada por el deseo de un mundo en el que quepan todos, es menester que consideremos las diferencias sociales, culturales y económicas que, lejos de enriquecer a través de la posibilidad de la diversidad, conducen a situaciones de inequidad dolorosas. La noción de igualdad del hombre, en abstracto, ha generado una idea de igualdad formal que nos conduce a olvidarnos de las desigualdades reales, contribuyendo además a apoyar el poder que somete. Hoy es importante que podamos referirnos a la equidad, como a la posibilidad de justicia en una misma comunidad con historias y culturas diversas. Me gustaría concluir con la visión de que otro mundo es posible.


"La Institución" y las organizaciones:

En diversos contextos, y no sólo en el latinoamericano, las instituciones sufren de creciente descrédito. En nuestro medio en particular se hace muy evidente la crisis entre la concepción que rigió en el origen de las instituciones y la situación actual. La institución, como modo de organización social, fue concebida en el marco del proyecto del Estado - Nación y recibió como misión la formación del ciudadano para que pudiera convivir en el mismo. Dichas instituciones se concebían como disciplinarias, dando lugar al surgimiento de instituciones correctivas. Aquel que no se disciplinaba a través de ellas, se hacia pasible de diversas formas de castigo hasta llegar al sistema de reclusión. El Estado - Nación significó la consolidación de la modernización capitalista que pretendía conciliar las demandas de unidad política de las diversas clases sociales con las necesidades de desarrollo económico. Para poder funcionar de este modo, fundamentó la producción de subjetividad en las instituciones sociales, las cuales poseían un lugar claramente delimitado. La familia, la escuela, la fábrica, el ejército, suponían reflejar formas más o menos fijas y constantes de formar sujetos. Sin embargo, éstas instituciones del "deber ser" se encarnaron en organizaciones habitadas por sujetos, ubicadas en contextos diversos, atravesadas por procesos históricos. A lo largo de su devenir, estas organizaciones sostienen el debate acerca de cómo cumplir con esa misión, misión que es permanentemente cuestionada desde la perspectiva del mandato, porque existen sujetos y contextos diversos. La institución, desde nuestra perspectiva, es portadora del instituido, de un mandato para llevarlo a cabo con personas que son concebidas como todas iguales, con parámetros de normalidad que se tienen que alcanzar independientemente de ellas, independientemente del contexto, independientemente de la historia. Asistimos a un momento en que el Estado fue dejando de ser el articulador simbólico de la formación ciudadana produciendo lo que habitualmente mencionamos como "crisis de las instituciones". Esta crisis se hace visible porque las instituciones ven vaciado el contenido instituido de la misión preestablecida. Sin embargo, no podemos negar que las instituciones producen sujetos pero ha cambiado el ámbito de producción. Se ha pasado de la lógica de los muros a la de todo el terreno social. Considerando esta distinción que realizamos entre institución y organizaciones, diremos que trabajamos con organizaciones: educativas, de salud, comunitarias, empresariales, atravesadas por la misión institucional. Entonces la organización es la posible, la que supimos conseguir y en esa organización entran a jugar los diversos sujetos, el contexto, el proceso histórico de esa organización en ese barrio, en esa comunidad, en ese país, en esa historia, en esos acontecimientos que se van realizando. Los escenarios creados, como el descripto más arriba, rompen el mandato que portan las instituciones. Creadas como ámbito de disciplinamiento de los ciudadanos para poder vivir en Estado, la dificultad de cumplimiento se penaba de formas diversas hasta llegar a la reclusión. En esta nueva sociedad que estamos viviendo, la pena mayor es la exclusión. Poder pensar en organizaciones es poder pensar en movimientos vitales. Resulta entonces interesante poder ampliar la noción de organización.

La organización es la disposición de relaciones entre componentes o individuos que produce una unidad compleja o sistema, dotado de cualidades desconocidas en el nivel de los componentes o individuos. La organización une de forma interrelacional elementos o eventos o individuos diversos que a partir de ahí se convierten en los componentes de un todo. Asegura solidaridad y solidez relativa a estas uniones, asegura, pues, al sistema una cierta posibilidad de duración a pesar de las perturbaciones aleatorias. La organización, pues: transforma, produce, reúne, mantiene, sostiene. La idea de organización y la idea de sistema no solamente siguen siendo embrionarias, sino que muchas veces aparecen disociadas. Propondremos asociarlas, puesto que el sistema es el carácter fenoménico y global que toman las interrelaciones cuya disposición constituye la organización del sistema. Los dos conceptos están unidos por el de interrelación: toda interrelación dotada de cierta estabilidad o regularidad toma carácter organizacional y produce un sistema. Hay pues, una reciprocidad circular entre estos tres términos: interrelación, organización, sistema. Nos encontramos entonces con modalidades de organización que pretenden alejarse del centralismo piramidal: como desarrollar prácticas que recuperen la experiencia de pertenencia y abran nuevas alternativas de organización; como potenciar organizaciones como redes y trabajando en red. Es una tarea permanente con otros de reflexión en la acción, de recuperación de la experiencia, en la práctica social de cada día donde visualizaremos la diferencia.

Las redes preexisten a nuestra llegada; nosotros no las creamos. Enfatizo que tenemos la posibilidad de tornarlas visible porque éstas preexisten a nuestra llegada, a nuestra intervención, ya que constituyen la trama que entreteje la vida. Me resulta estimulante poder pensar -casi como una metáfora- un descubrimiento muy importante del campo de la biología, realizado a fines del siglo XIX y publicado a principios del siglo XX. Esta disciplina planteó que dondequiera que encontremos seres vivos, podremos observar que sus componentes están dispuestos en forma de red. Si somos capaces de visibilizar redes, vemos vida. Si coartamos o disminuimos las posibilidades de vinculación, la restringimos ¿Cómo pensamos las redes?

La forma RED SOCIAL implica un proceso de construcción permanente tanto singular como colectivo, que acontece en múltiples espacios y (a) sincrónicamente. Podemos pensarla como un sistema abierto, multicéntrico y heterárquico, a través de la interacción permanente, el intercambio dinámico y diverso entre los actores de un colectivo (familia, equipo de trabajo, barrio, organización, tal como el hospital, la escuela, la asociación de profesionales, el centro comunitario, entre otros) y con integrantes de otros colectivos, posibilita la potencialización de los recursos que poseen y la creación de alternativas novedosas para fortalecer la trama de la vida. Cada miembro del colectivo se enriquece a través de las múltiples relaciones que cada uno de los otros desarrolla, optimizando los aprendizajes al ser éstos socialmente compartidos (Dabas, 2002)

El mundo no "es tal como nos es dado" sino que lo construimos entre todos y esto nos coloca en situaciones de responsabilidades compartidas.

Entonces, esto nos enfrenta al desafío de pensar como pasamos de las decisiones por mayoría a la generación de consenso; de las estrategias de intervención a estrategias cooperativas que promuevan ligaduras; del orden preestablecido a una organización coordinada.

Desde esta perspectiva no podemos soslayar el cambio en los valores que la sustentan. Nos alejamos del predominio de la expansión, competición y dominación para ir acercándonos a la conservación, cooperación y asociación. Aún más, el trabajo con enfoque de red nos coloca en la difícil posición de cómo intervenir en un río que fluye permanentemente, donde no es el fluir el obstáculo sino ser concientes del riesgo de interrumpir su caudal.

Evidentemente se introduce un desafío para la gestión en las organizaciones cuando se intenta trabajar desde éstas pensadas como redes. Hay algunos caminos transitados, pero en realidad se trata de pensar y actuar desde un enfoque que implica atravesar un proceso de desadaptación de modelos adquiridos, no siempre sencillo de realizar. Muchas de nuestras acciones son impredictibles, azarosas, coyunturales. Dependen del encuentro con los otros, de la posibilidad de recorrer el territorio. Pero nos acompaña siempre una certeza: la confianza en la capacidad de las personas, el registro claro de que nadie puede solo y un animarse a abrir ventanas, transitar senderos, explorar hendijas.

TRANSMITIENDO OTRA COMUNICACION: ENTREVISTA A OSCAR MAGAROLA

Sencillo, humilde, activo y comprometido. Así es Oscar Magarola, un comunicador comunitario en la teoría y en la práctica. Este Licenciado en Comunicación Educativa, que además es profesor de Filosofía y Pedagogía, fue director de la carrera de Comunicación Social en la Universidad Nacional de la Matanza, cargo al que renunció para coordinar un centro educativo comunitario en Villa Soldati. Actualmente continúa en esa universidad como titular de cátedra de Comunicación Comunitaria, materia cuya creación impulsó en el 2002. También esta al frente del Taller Anual de la Orientación en Comunicación Comunitaria de la licenciatura en Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

¿Cuál fue tu primer contacto con la Comunicación Comunitaria?
Mi acercamiento a la disciplina se concretó a través de mi participación en la Fundación Educación para la Salud (EdupaS), dirigida por Jaime Correa y Julieta Inverti. Distintos ministerios nacionales nos convocaron para hacer un programa de capacitación y relevamiento de proyectos relacionados con menores en situación de riesgo y armar un diagnóstico. El objetivo principal era capacitar y producir materiales vinculados a la educación para la salud destinados a la formación de promotores sociales y comunitarios.

¿De qué manera encararon y desarrollaron el trabajo?
Partiendo de los saberes, las competencias y las necesidades del otro. Es decir, no se trataba de armar esos materiales desde el saber teórico, técnico y profesional sino de un relevamiento y un diagnóstico de las competencias, los intereses, las características culturales y los códigos propios de las comunidades a las cuales se destinaban. Nos parecía que el tema de la comunicación con el otro, con la comunidad, era una pieza clave para el éxito de cualquier programa.

Con respecto al Taller Anual de Comunicación Comunitaria, ¿cómo fue y es la experiencia de conformarlo?
Corrían los años '80. Hacía poco tiempo que se había recuperado la democracia y se estaba produciendo un fenómeno muy particular relacionado con la proliferación de los medios locales o comunitarios, fundamentalmente de radiodifusión. Estos proyectos, que el CONFER definía como radios piratas o truchas, eran medios alternativos con una presencia muy fuerte. Para nosotros representaba un gran avance de la comunicación para el desarrollo local y la comunicación ciudadana en democracia. Fue un florecimiento importante en el cual las comunidades empezaron a ver en los medios formas de expresión a través de los cuales ejercer su derecho a la información. Eran formas de apropiarse de los medios, no con la lógica de los medios masivos de comunicación, sino con la idea de una comunicación al servicio de los intereses y necesidades propias de las comunidades. Esa situación resultaba interesante para los estudiantes de comunicación ya que podían intervenir en los medios alternativos para ayudarlos a fortalecerse y capacitarse pero, a la vez, podían aprender de ellos.

Entonces, entre lo antropológico y lo tecnológico, si pudieras dar una definición de la Comunicación Comunitaria en pocas palabras, ¿qué dirías?
El fenómeno de los medios alternativos o comunitarios fue debilitándose paralelamente al proyecto político de los '80. El debate que nos planteábamos en el interior de la Cátedra era que la Comunicación Comunitaria no es solamente medios de comunicación comunitaria. Cualquier organización social, movimiento o institución desarrolla estrategias de comunicación y necesita capacitación y técnicas de comunicación interna y externa más allá de lo estrictamente mediático y tecnológico. Para mí, la comunicación es, más que un fenómeno mediático, un hecho profundamente antropológico y social. Es más, no existe el hombre, no existe la sociedad, si no es a partir del fenómeno comunicacional: lo humano es en la comunicación, se produce a partir de este fenómeno.

Y cuál sería la especificidad de un comunicador comunitario?
Hoy son pocos los medios de comunicación alternativos, y la Comunicación Comunitaria se diluiría si la redujésemos a este único aspecto. Entonces, ¿qué hace un comunicador comunitario?, diagnostica y planifica en forma participativa, desarrolla estrategias, capacita a los actores sociales para mejorar y fortalecer sus habilidades comunicacionales, para hacer visible y sustentable la vida institucional. Pensamos en la Comunicación Comunitaria como comunicación para el desarrollo, comunicación para fortalecer la ciudadanía y la vida democrática, en fin, comunicación para tejer redes.

Para ser comunicador comunitario, ¿es necesario pasar por la Universidad?
El pasaje por la Universidad aporta un bagaje teórico muy importante. Tiene que ver con una visión de lo social, con una actitud analítica, crítica y conceptual que fortalece al estudiante a la hora de desempeñarse como comunicador comunitario porque da otra perspectiva. Por lo menos, en la medida en que la Universidad logre adoptar una actitud mucho más vinculada al mundo de lo social.

Esa actitud, ¿existe actualmente?
El mundo de la formación universitaria se ha academizado, es decir, se ha encerrado en una especie de goce intelectual por discutir y dilucidar cuestiones demasiado teóricas y perdió la vinculación con lo social y concreto. En la medida en que la universidad redefina su rol en la sociedad, lo académico es importante en tanto que aporte un capital cultural y conceptual que le permita al profesional dotarse de las herramientas teóricas para poder hacer un buen diagnóstico y una buena planificación.

¿Tenés otra actividad además de la Universidad?
Coordino el centro educativo comunitario Ramón Carrillo, que depende del Ministerio de Educación de la Ciudad de Bs. As., del área de Políticas Socioeducativas y en particular de un Programa que se llama ZAP (Zona de Atención Prioritaria).
Este Centro comunitario realiza actividades educativas y recreativas destinadas a chicos de jardín, primaria, adolescentes y adultos. Y además en el marco del proyecto de voluntariado universitario que articula a la UBA, Carrera de Comunicación y Ciencia Política, con las organizaciones sociales se lleva a cabo un curso de capacitación en radio comunitaria destinado a organizaciones de la comunidad, juntas vecinales y asociaciones civiles sin fines de lucro.

Hiciste referencia a la construcción de redes, ¿qué pensás con respecto a este enfoque?
Es fundamental. Yo rescato de la vieja tradición de la Comunicación Popular la idea de la comunicación para el cambio social, y me parece que venimos de experiencias que con la última dictadura militar y la posterior consolidación del paradigma neoliberal en los '90 supusieron una fuerte fragmentación y desarticulación del tejido social. El desafío de la Comunicación para el Desarrollo supone la rearticulación del tejido social. Esto es imposible si no se piensa en un trabajo de redes.

¿Es útil para el comunicador comunitario?
Las asociaciones están subsistiendo en forma fragmentaria, insular y desarticulada. El desafío para un comunicador comunitario está en retejer, en rearmar la idea de trabajar con el otro evitando la yuxtaposición y la fragmentación para crear este lazo nuevamente. Sin eso, es imposible contraponer al proyecto de la fragmentación una visión comunitaria. Se ha impuesto una "cultura de la delegación" que es la que nos hace esperar del otro la solución de nuestros problemas. Sin embargo, un elemento interesante que trajo la retirada del Estado a partir de los '90, fue la creación de la necesidad de que la sociedad civil organice sus propias instituciones, pero desarticuladamente. El desafío de aquí en más es que ese emerger de nuevos actores sociales logre construirse alrededor de una idea de red. El comunicador comunitario tiene ahí un campo importante para el desarrollo profesional. La idea es establecer puentes entre las organizaciones sociales para que recuperen su protagonismo histórico.

¿Sos optimista al respecto?
¡Qué pregunta! A partir de andar, de recorrer el espinel, y a partir de la propuesta del Taller Anual de Comunicación Comunitaria referida a un trabajo de intervención en comunicación que los alumnos deben realizar, descubrimos una multiplicidad de proyectos sociales, de instituciones, movimientos y organizaciones que desarrollan trabajos muy importantes de recuperación de la identidad, de espacios de contención de jóvenes, de capacitación, de formación. Hay un importante desarrollo de nuevos actores sociales que tratan de recuperar la idea según la cual es importante juntarnos y generar proyectos. Así que sí, soy optimista.

MUSEO POR CORRESPONDENCIA: UNA VISITA AL MUSEO DEL CHE

El Che recibe su merecido homenaje en el Museo Histórico Ernesto Che Guevara, el primero de Sudamérica, dirigido por Eladio “Toto” González y su esposa Irene Perpiñal. Esta institución participa activamente en los emprendimientos barriales y trabaja en red con diferentes organizaciones de Derechos Humanos y opositoras al bloqueo cubano.

En el negocio de antigüedades Bagatela, ubicado en Rojas 129, funciona también el Museo Histórico Ernesto Che Guevara, el primero en América del Sur dedicado a este luchador revolucionario. En ese largo ambiente, plagado de objetos llenos de historia, protagonistas de distintas épocas, fluyen también la resistencia y la solidaridad, y abundan las alegorías al Che y las críticas a las injusticias cometidas no sólo contra el pueblo cubano sino también contra todas las víctimas del sistema capitalista. Es un espacio militante sin ser de ningún partido político, cargado de un compañerismo netamente progresista y combativo.

Es que así son también sus impulsores, Eladio “Toto” González, y su esposa Irene Perpiñal: idealistas, defensores de los Derechos Humanos, opositores a las injusticias y a la desigualdad social. Por eso el Museo es un espacio poco común en la cotidianeidad individualista y fugaz que intenta constantemente hacer naufragar los proyectos dedicados a las causas justas.

Según Toto, "el Che era un tipo raro, porque son raros los solidarios" y, teniendo en cuenta su teoría, él también lo es. De hecho, su acercamiento ideológico a Cuba y al Che se dio gracias a un acto noble y altruista: "Yo no tenía noción de quien era Guevara -confiesa Toto-. Nunca había militado en nada. Todo empezó por una donación de sangre".

En 1992 un viaje de Toto e Irene a Cuba coincidió con el atentado terrorista contra tres soldados cubanos, de los cuales sólo logró sobrevivir uno que debía ser intervenido quirúrgicamente. Este lamentable hecho, sumado a todas las vivencias en la isla, motivaron a Toto para que el último día de sus vacaciones hiciera algo para materializar aquel sentimiento de compañerismo y pertenencia propio del pueblo cubano, que experimentaba desde su llegada al país.

En Cuba, Toto se encontró "con una realidad hermosa, con una sociedad diferente" y asegura haber sentido "sana envidia" al ver a un grupo social con sus integrantes funcionando juntos. "Cuando ocurrió esa desgracia salí a caminar y lo que se vivía era un duelo total -recuerda-. Ojo, no había banderas negras ni manifestaciones, era simplemente una cuestión de percepción. Es que el duelo del pueblo se sentía y era abrumador".

Toto estaba conmovido y sentía la necesidad de hacer algo. No lo pensó dos veces y, aunque no lo pedían, fue a donar sangre para el soldado herido sin imaginar, tal vez, que con esa acción estaba cambiando el rumbo de su vida. "Yo quería acercarme y sentir el calorcito de esa gente -explica emocionado-, necesitaba saber cómo era aquello, experimentar esa sensación que se percibía, que para mí era como un milagro".

Intentó donar sangre pero no lo dejaron porque no hacía falta. De todos modos, tuvo la oportunidad de hablar con el padre del muchacho y le dejó una nota que al día siguiente ocupó la primera plana de varios diarios cubanos.

Ya en Argentina, a los pocos días el cartero le entregó cuarenta cartas. Toto pensó que había un error, que le estaba dejando correspondencia que seguramente era para sus vecinos. Pero no, en todos los sobres estaban su nombre y su dirección. Esas esquelas representaban sólo el comienzo de un intercambio epistolar ya que Toto llegó a recibir más de cinco mil notas escritas por cubanos de todas las edades, de distintas profesiones, de diferentes lugares, pero todos con un sentimiento de hermandad común. Luego confeccionó listas con los nombres y direcciones de las personas que le habían escrito y las distribuyó entre argentinos: "Así logramos quebrar un bloqueo de más de cuarenta años -rememora-, ya que a Cuba hasta le intentaron cortar los vínculos culturales, lo que es muy cruel y terrible porque, al separar al mundo, se está deteniendo la cultura mundial, que es la suma de todas las culturas. Bloquear una cultura es destruir a la humanidad".

Un año después el arquitecto Rodolfo Livingston publicó algunas de las cartas en un libro y muchos de sus lectores entablaron contacto con Toto e Irene. De esta manera, a medida que aumentaba y se estimulaba la comunicación, se gestaron nuevos proyectos e innovadoras maneras de combatir el bloqueo. De a poco empezaron a juntar alimentos, ropa, juguetes, útiles escolares y una variedad de donaciones que, con la ayuda de la Embajada Cubana y la empresa Cubana de Aviación lograron mandar a la isla hasta que el gobierno de Carlos Menem empezó a dificultarles la posibilidad de ofrecer esta ayuda solidaria.

La dimensión de las donaciones era de tal magnitud que no les quedó otra que expandirse, lo que dio nacimiento formal al Primer Museo Histórico Ernesto Che Guevara en América del Sur. El Museo funcionó desde 1996 durante seis años en un galpón enorme ubicado en NicasioOroñoguevaristas al Museo. Además tenían libros para prestar, muchos de los cuales hoy es posible encontrar en la biblioteca de la Universidad de las Madres de Plaza de Mayo ya que con el cierre del galpón decidieron donarlos para que puedan seguir circulando.

También se sumaron personas provenientes de distintos partidos, con diferentes historias e ideologías. "Todos los que venían al Museo querían ayudar -explica Toto-, necesitaban hacer algo por los demás" y así, casi sin buscarlo, lograron formar una red de lucha, de ayuda, de resistencia.

Además se impulsó un trabajo cultural muy importante y ofrecieron talleres totalmente gratuitos para evitar "la segregación de bolsillo". De esta manera, se dictaron clases de periodismo, guitarra, tango, salsa, inglés, primeros auxilios, además de apoyo escolar primario y secundario.

Asimismo, desde hace dos años, en memoria del Che, aquel estudiante de medicina solidario "que curaba a los enfermos, jugaba con ellos y les aliviaba el espíritu", el Museo es también un centro de recepción, de información y de registro de donantes de células madre.

Sin subvenciones y víctima de los problemas económicos agudizados desde el 2001, el galpón cerró sus puertas en el 2002. Sin embargo, el Museo sigue vivo y no solamente en el negocio de la calle Rojas. Posee también un espacio ilimitado ya que el Museo Ernesto Guevara, el primero en Sudamérica que rinde homenaje al Che, acompaña a Toto a todos lados y se materializa en cualquier ambiente al flamear la bandera cubana con la leyenda "Hasta la victoria siempre", emblema que incentiva a todos aquellos que desde el anonimato comparten sus sentimientos, a acercarse y coincidir en un proyecto común .

UNA EDUCACION DIFERENTE: CLUB DE JOVENES

Una propuesta educativa distinta se desarrolla los sábados en las escuelas públicas porteñas. Se trata del Club de Jóvenes, un espacio de educación no formal promovido por la Secretaría de Educación del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en el que se ofrece una gran variedad de talleres culturales y actividades deportivas que surgen de las demandas de los participantes.

La educación no formal ha sido objeto de las políticas educativas en la Ciudad de Buenos Aires desde la década del '80 y, desde entonces, ha estado enmarcada en los procesos de educación permanente de los ciudadanos. En la actualidad el Ministerio de Educación del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires amplía las oportunidades educativas de personas alejadas de la educación formal desarrollando una amplia variedad de cursos y talleres. Estas actividades se encuadran en diferentes proyectos que tienen como destinatarios a jóvenes, adolescentes, adultos y tercera edad.

Una de las actividades que funciona como instancia de educación no formal es el proyecto denominado Club de Jóvenes. Este promueve canales alternativos de expresión y de integración social para jóvenes y adolescentes de diferentes puntos de la ciudad con escasa accesibilidad a bienes culturales, deportivos y recreativos. El Club de Jóvenes nace de la conjunción de otros proyectos, también impulsados por el Gobierno de la ciudad -como lo fue el Programa Cultural en Barrios; dentro del ámbito de las escuelas de la ciudad se circunscribían diferentes proyectos que dependían de distintos programas y secretarías del Gobierno para confluir en el actualmente llamado Club de Jóvenes. El objetivo de este proyecto es abrir las puertas de diferentes escuelas públicas para que funcionen como clubes de barrio los días sábados, brindando un espacio tanto a los alumnos de esas escuelas en particular como a chicos no escolarizados que quieran realizar diferentes actividades.

Los Clubes de Jóvenes ofrecen distintos talleres culturales, como así también actividades deportivas durante el sábado que surgen de las demandas de los participantes. Es decir, se rompe con la estructura curricular que la escuela cumple de lunes a viernes al funcionar como centro de educación formal y se crea un espacio alternativo con actividades que surgen de los emergentes que plantean adolescentes participantes con total libertad.

El objetivo institucional de este proyecto es trabajar en territorios donde la población atraviesa un alto riesgo socio económico. Los vecinos son en su mayoría de clase media, media baja, clase baja y en algunos casos hay población que vive por debajo del índice de la pobreza. Muchas familias de estas zonas de la Ciudad sufren la desprotección social y estatal, hay casos de delincuencia juvenil e infantil, no tienen acceso a condiciones sanitarias mínimas ni a asistencia médica ante emergencias. En su mayoría el perfil de los adolescentes, se ajusta al objetivo que pone en marcha este proyecto. Es importante señalar que la elección de trabajar con este tipo de población tiene que ver con la idea cubrir los espacios y tiempos libres de los adolescentes que, por las características de su edad están en plena formación.

El fin último de este accionar esta relacionado con que los jóvenes traten de modificar su situación cotidiana, también se trabaja en función de la prevención a iniciarse en actividades delictivas o de distintos tipos de adicciones. Asimismo, es un proyecto que apunta a rescatar las potencialidades de estos jóvenes en distintas actividades que por sus condiciones de vida, la mayoría ve un horizonte de crecimiento y desarrollo personal bastante limitado. El proyecto del Club de Jóvenes, ofrece un lugar de esparcimiento o una herramienta complementaria para que adolescentes de precarias condiciones sociales y materiales, puedan sobrevivir dentro del sistema que los oprime.

Una idea integradora y formadora de sujetos

Este proyecto esta enmarcado dentro de una política educativa de educación no formal que tiene una estrecha vinculación, aunque sin perseguir los mismos fines, con la vertiente "dialéctica" de educación desarrollada por Paulo Freire que parte de un principio fundamental en el que no existen expertos en cuestiones ni temáticas específicas. El trabajo crítico y dialéctico toma como epicentro, las condiciones socioculturales de quienes intervienen en los procesos educativos.

El modelo freireano establece una relación particular y concreta con cada grupo, ya sean adultos analfabetos, niños en edad escolar o cualquier grupo social involucrado. Esta línea crítica, transformadora y formadora de sujetos que reivindica lo popular y que levanta la bandera de la Educación Popular, lucha por la liberación del ser humano a través de su vinculación con el contexto socio cultural, la comunicación y la educación.

Esta experiencia de educación no formal realizada en distintas escuelas de la Ciudad de Buenos Aires, no contiene las mismas características metodológicas, ni persigue los mismos fines que una práctica de educación popular, aunque realiza un trabajo particular con una población destinataria, impulsada en base a demandas específicas de sus miembros y determinada por las condiciones de vida de estos, de la misma forma que lo hace la educación popular. Toda práctica de educación no formal se caracteriza por no cumplir con una currícula predeterminada sino que responde a las demandas de la población destinataria fomentando la capacidad de escucha. Esto se refleja en la propia voz del coordinador de un de los Clubes de Jóvenes de la Ciudad cuando explica: "Acá se rompe con la estructura básica, eso de centro cultural o centro recreativo en barrios con talleres fijos iguales en todos los centros y que aquella gente que le interesa participar, va y se anota ahí. Acá funciona al revés, acá los pibes generan, proponen y a partir de ahí viene el recurso material, viene el taller". Un ejemplo de ello fue el taller de hip hop que se gestó a partir de la demanda concreta de un grupo de jóvenes del club. Estos solicitaron la apertura del taller. A partir de ello, el coordinador les ofreció un espacio físico que estaba libre e influyó para que tanto el grupo como el espacio fuera mantenido hasta que se consiguiera una persona capacitada para estar al frente del taller. Así, luego de un mes, este fue creado con la particularidad de ser en la actualidad el más concurrido.

Un camino por recorrer

Los integrantes y motores de esta experiencia son adolescentes, a los que esta práctica les abre la puerta, los hace pensar y desarrollar capacidades, enfrentar ciertos miedos y por qué no, aceptar nuevos retos y posibilidades que se les ofrezcan.

Si bien es cierto que no existe una intención política definida de autonomía por parte de los participantes del proyecto, lo que sí se ha ganado es un espacio para una práctica distinta, con nuevas metodologías y atendiendo a demandas surgidas desde la población destinataria, lo cual marca un camino de inicio que ya es reconocido socialmente y que seguirá renovándose con el devenir de la historia social y los distintos contextos que puedan surgir.

El campo educativo actual da muestras de una estructura simbólica que se conserva, sobre todo en los espacios de educación formal pero también aparecen nuevas prácticas, nuevas representaciones sobre ellas que van renovando y reavivando el sentido de lo educativo. El proyecto Club de Jóvenes es un ejemplo de ello, una llama que nace y se reaviva en un espacio históricamente formal como es la escuela y bajo la órbita de un aparato ideológico del Estado.


Por Margarita Gómez y M. Eugenia Rey



PROGRAMA DE VOLUNTARIADO SER SOLIDARIO

El Programa de Voluntariado Ser Solidario ,a través de un efectivo trabajo de articulación entre el Estado y las Organizaciones de la Sociedad Civil, ayuda desde distintos ámbitos al fortalecimiento y la participación de las instituciones comunitarias y de base de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires

El Programa de Voluntariado Ser Solidario de la Secretaria de Desarrollo Social del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires brinda actividades y servicios para las ONGs ubicadas en la ciudad. Este apoyo está dirigido a todas las organizaciones de la sociedad civil y, a través de ellas, se beneficia también a la comunidad en general.

Si bien el programa nació en el 2001, recién en el 2004, gracias a un aumento en el presupuesto, se pudieron comenzar a realizar actividades con más llegada. "La conducción del programa decidió la creación de un plan que tuviera como objetivo principal lograr un mayor nivel de articulación con las ONGs, instituciones con las que ya se trabajaba tímidamente haciendo algunas cosas pero de manera asistemática -explica Gustavo Curcio, integrante del sector-. A partir de esta asignación de recursos aumentaron las posibilidades de articular mas profundamente con las organizaciones para desarrollar acciones en conjunto".

El equipo que lleva a cargo este trabajo es un grupo interdisciplinario conformado por un ingeniero, un licenciado en relaciones públicas, pasantes de comunicación social y derecho, una contadora y un abogado. La coordinación esta a cargo de Ondina Fraga.

A lo largo del 2005 se realizaron proyectos destinados específicamente a la capacitación, dirigidos a voluntarios, dirigentes o personas en general que desearan incorporarse a proyectos de investigación y de producción. El logro de esta iniciativa fue sumamente importante ya que se capacitaron mas de 20 mil personas y se lograron varias instancias de articulación entre las ONGs. De esta manera, el programa logró instalarse en un lugar de mayor referencia en el ámbito del tercer sector. Asimismo, pusieron en marcha la realización de un concurso de proyectos solidarios, que tuvo como premisa desarrollar una convocatoria más amplia y transparente.

El concurso se llamó Pensar, Hacer y Ser Solidario y estuvo enmarcado en las actividades que se llevaron a cabo en la Semana de la Solidaridad. Concursaron cincuenta y cinco organizaciones que se desempeñan en el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires, y los pronósticos para las concovatorias de los próximos años auguran una participación aún mayor. El objetivo del concurso fue promover la participación ciudadana a partir de proyectos y acciones vinculadas a la solidaridad y la construcción de redes sociales.

Durante el 2006, en tanto, se ejecutaron varias actividades y se ampliaron las líneas de intervención incorporando temáticas relacionadas con la brecha digital, la producción, la gestión asociada, las nuevas formas de voluntariado y los foros.

Por otro lado, el programa también se propone profundizar en la relación entre las distintas organizaciones y asociaciones de la sociedad civil y, con este fin, se está armando una agenda común general de instituciones.

EDITORIAL

Esta revista tiene como objetivo promover y estimular la creación de una red social entre distintas Asociaciones civiles, instituciones, entidades culturales, comunitarias y solidarias, relacionadas con lo comunitario, la cultura, la educación y la comunicación en sentido amplio.


Nos parece importante pensar propuestas que impulsen un nuevo protagonismo social en tanto desarrollo de modalidades asociativas múltiples, pero interpretando la convocatoria a la participación no sólo como mecanismo de canalización de la asistencia social a poblaciones afectadas por la política económica, sino también como un conjunto de practicas que permitan efectivizar los derechos sociales afectados por los programas de ajuste y el efectivo ejercicio de la responsabilidad de los deberes de ciudadano.


La desarticulación del trabajo entre las distintas organizaciones hace que sus iniciativas aisladas queden desdibujadas. El enfoque de red, en cambio, implica ir articulando el esfuerzo y el trabajo que ya hacen las organizaciones, para que se genere un intercambio transformador y que, entre todas, potencien sus recursos y puedan crear alternativas conjuntas para promover el desarrollo comunitario en los distintos campos de acción.


Planteada como un medio de comunicación alternativo destinado a beneficiar a la comunidad, buscaremos facilitar distintas herramientas teóricas y prácticas que permitan, poco a poco, constituir una red entre las distintas instituciones. Enredados es el nombre que elegimos para esta publicación, que ofrecemos como punto de encuentro para que las organizaciones puedan expresarse y compartir con el resto lo que hacen, como así también brindar instrumentos para ayudar en lo referente a la Comunicación dentro y entre las instituciones.


Los que hacemos Enredados